La épica búsqueda

23 octubre 2010 Etiquetas:
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Por:  María


Laura se despertó sintiendo un fuerte dolor de espalda. Se sentía como si hubiera bebido una copa de más. O quizá veinte copas de más. Su mente estaba totalmente en blanco.


Esbozando una mueca de dolor, se incorporó y miró a su alrededor. «¿Dónde narices estoy?», pensó. Intentó recordar lo que hizo la noche anterior («espero no haber desfasado mucho») pero no recordaba siquiera en qué planeta estaba. Miró el GPS de su móvil y descubrió que estaba en Upsilon, ¡a 44 años-luz de casa! ¡Le llevaría casi seis horas de viaje! Y para colmo, ni siquiera sabía dónde había aparcado.

Mientras daba una vuelta buscando su nave, se cruzó con un upsiliano. Intentó esquivarlo («hay que ver lo que les canta el pozo a estos upsilianos...»), pero éste se paró delante de ella y se quedó mirándola con curiosidad.
- ¿De qué sector de la galaxia eres tú? - preguntó el upsiliano.
- Eh... Soy de la Tierra, sector 7-G. ¿Por qué lo preguntas?

Inmediatamente, Laura se arrepintió de haber hecho esa pregunta, nunca es conveniente alargar más de la cuenta una charla con un upsiliano si no quieres morir de asfixia. Se tapó disimuladamente la nariz y la boca con la manga del jersey y, contrayendo la cara en lo que esperaba que fuera una sonrisa amable, esperó la respuesta.

- Ah, por nada, es que nunca había visto una especie que fuera soltando humo por los conductos auditivos... ¡es de lo más curioso!
- ¿¿Cómo?? - Laura se llevó las manos a los oídos. Las retiró inmediatamente ¡quemaba! ¡el upsiliano tenía razón!
- ¿Te invito a una copa, guapa? - pregunto el upsiliano con una sonrisa.
- ¡Quita!
Laura echó a correr para alejarse lo más posible del upsiliano (y su horrible olor), con el humo de sus orejas al viento, hasta que, jadeando, paró a tomar aliento y a pensar. ¿Humo en las orejas? Ahora ya sabía por qué no se acordaba de la noche anterior, ¡alguien le había borrado la memoria! Eso explicaba su presencia en Upsilon, los muy tacaños habían ido a borrarle la memoria en el planeta más baratero de la galaxia. Pero ¿por qué?


Así fue como Laura comenzó su épica búsqueda de la verdad, durante la que atravesó valles, montañas, planetas y galaxias. Su búsqueda duró diez años, visitó a los mejores médicos, chamanes y delfines del Universo. Tuvo grandes persecuciones en aerodeslizador, sobrevivió a las peores trampas de tumbas antiguas, participó en varios tiroteos en los que estuvo a punto de morir... Ya sabéis cómo va esto de las búsquedas épicas ¿no? Su mente giraba en torno a las posibilidades («¿he visto algún delito de alguna poderosa mafia? ¿trabajaba para una organización secreta e hice algo que ahora no puedo saber? ¿he llegado a saber demasiado sobre algún asunto turbio del gobierno intergaláctico?»). Pero no fue sino por casualidad como lo descubrió.


Un día estaba tomándose un café en un bar de Gliese 436 cuando un waspsiano se le acercó con una sonrisa.

- ¡Laura! ¡Cuánto tiempo!
- Perdón, ¿Te conozco?
- Yo creo que sí... - el waspsiano le guiñó un ojo.
Laura comenzó a sentirse mal. De todos es conocida la poca simpatía de los waspsianos, y que uno de ellos se mostrase tan abierto era una mala señal. Sólo podían ser dos cosas: o se mostraban amables con la esperanza de que les invitases a una cerveza (los waspsianos suelen ser bastante gorrones) o...

- ¿Acaso quieres una cerveza? - inquirió Laura, con el ceño fruncido.
- ¿Cómo? ¿Acaso me tomas por un gorrón? - la sonrisa del waspsianos no se borraba, lo que le quitaba peso a su acusación. - Lo que yo quiero es repetir lo de aquella vez... cariño.

No era extraño que un waspsiano recordase eso diez años después. Si algo tienen los waspsianos, aparte de ser gorrones y extremadamente feos, es que prefieren a las hembras de otras razas, ya que las hembras waspsianas no se diferencian mucho de los machos y a ellos les dan un poco de repelús. Y, debido a su extremada fealdad (¿he dicho ya que son muy, pero que muy feos?), no solían convencer a una hembra de otra raza muy a menudo.

De repente, Laura lo recordó todo.

                                                                                                                                                                      
Un viaje a Upsilon y 10 minutos después.


Laura se despertó sintiendo un fuerte dolor de espalda. Se sentía como si hubiera bebido una copa de más. O quizá veinte copas de más. Su mente estaba totalmente en blanco.

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